Una idea demasiado romántica que quizás vale la pena: Enamórese de su lucha y llévela a todas partes. Enamórese de su arte, de su oficio, de su lucha contra usted mismo. Vale la pena pensar que es posible lograr una sociedad un poco más decente y que incluso, quienes no tienes armas son las personas que cambian: sé un maestro, un artista, un gestor o quizás sólo, una sonrisa amable al subir el ascensor.